Única especie de su género, este es un llamativo árbol tropical llamado “Árbol de las manitas” (Chiranthodendron pentadactylon), nativo de Guatemala y sur de México. Esta especie era un árbol venerado por el pueblo azteca que puede llegar a medir hasta treinta metros de altura. Las flores se abren en primavera y verano y son su característica más llamativa. Son de color escarlata y de forma acampanada, con cinco enormes sépalos careciendo de pétalos. Del centro sale un apéndice que porta los cinco estambres curvados hacia arriba, que dan la apariencia de una garra de cinco dedos, de ahí los nombres de Chiranthodendron (“árbol con flor de mano“), pentadactylon (“cinco dedos“). Estas enormes flores son polinizadas por colibríes y murciélagos. El fruto es una cápsula seca, erecta, de hasta diez centímetros de longitud, muy duro y de color pardo oscuro. Actualmente, sus poblaciones están en disminución y se está convirtiendo en una especie en peligro de extinción.