A simple vista, cuesta ver la relación entre el cerdo de mar (Scotoplanes globosa) y los pepinos de mar pero ambos pertenecen a la misma clase llamada “holoturias”. El color rosado del cuerpo de este extraño animal es una de las razones de su apodo, junto con su gusto por los deshechos del fondo marino.
Este organismo vive en las llanuras abisales de los océanos Pacifico, Atlántico, Índico y los mares del sur, a una profundidad que oscila entre 2-5 km. Su dieta se basa en los sedimentos del lecho marino, cosa que es común en muchos animales que habitan allí; pero lo especial de esta especie es su capacidad de olfatear los sedimentos más frescos, siendo una de las pocas especies con esta desarrollada manera de buscar alimento. Otra característica, a diferencia de sus los pepinos de mar, es que este ha desarrollado una especies de “piernas” tubulares, las cuales al llenarse y vaciarse de agua a su voluntad, a través de sacos de agua en su piel, permitiéndole moverse a una mayor rapidez que cualquier otra holoturia.
Esta especie es muy importante en el ecosistema marino para las pequeñas especies parasitas, como caracoles marinos y pequeños crustáceos, los cuales se alojan en su cuerpo y se alimentan de lo que él come. Por último, han logrado vivir por miles de años gracias a las condiciones extremas de su hábitat; pero con la llegada del ser humano y la pesca de arrastre, la cual se puede llevar consigo a cientos de estos cerdos de mar, han conseguido que disminuya su población.