Hace más de 80 años se extinguió el último ejemplar del tigre de Tasmania, una especie marsupial carnívora que habitó en Australia, Tasmania y Nueva Guinea.
El thylacinus cynocephalus formaba parte de los thylacinus, familia de marsupiales carnívoros que tenía miembros que habitaron en tiempos prehistóricos, desde inicios del Mioceno.
La información del tigre de Tasmania, para definir sus características, es limitada. La mayoría de las descripciones de esta especie se basan en ejemplares conservados, así como fotografías y películas en blanco y negro –que se tomaron de talacinos en cautiverio el registro fósil–, restos de piel y esqueletos.
Cuando llegaban a la edad adulta, medía aproximadamente 180 cm desde la nariz hasta la punta de la cola. Podía llegar a pesar hasta 30 kg y medía unos 58 cm de alto, tomando la medida hasta el hombro.
Los tigres de tasmania tenían un pelaje suave y corto que generalmente presentaba color en tonos pardos, grises y amarillos que lo acompañaban de 12 a 20 rayas a lo largo de su torso, espalda y la parte baja de la cola. De adultos las rayas se iban difuminando.
¿Por qué le llama “tigre”?
A pesar de ser un marsupial, recibió ese nombre al tener una espalda rayada similar a la de los grandes felinos. También se le solía llamar como tigre australiano y lobo de Tasmania.
Las hembras llevaban una bolsa epidérmica que cubría las mamas y funcionaba como cámara incubadora. Tenían cuatro mamas que se diferenciaban de los demás marsupiales al abrirse hacia la zona distal del cuerpo.
En el caso de los machos, estos contaban con un bolsillo escrotal en el cual podían meter su saco escrotal.
El también llamado perro de Tasmania, tenía mandíbulas potentes, con 46 dientes, pero que –tal y como confirmó la Universidad de Nueva Gales del Sur–, eran demasiado débiles para matar a una oveja adulta. Este descubrimiento sacó a la luz la gran injusticia cometida por el ser humano hacia esta especie, ya que les asesinaban para evitar que cazaran ovejas.
En general eran mudos, pero emitían una especie de ladridos roncos similares a la tos cuando estaban ansiosos o excitados. Al cazar, emitían un ladrido doble diferente que repetían cada pocos segundos. De esto no existen grabaciones.
Los tigres de Tasmania eran carnívoros. Su dieta se basaba principalmente en presas como canguros, wombats, pájaros y otros animales pequeños. Se cree que su presa favorita era el emú de Tasmania.
Eran animales tímidos y reservados. Siempre evitaban el contacto con los humanos y, pese a ser llamados “tigres”, su temperamento solía ser tranquilo y nervioso en comparación con el demonio de Tasmania, que podemos considerar su primo.
Se creía que este tigre extinguido tenía un gran sentido del olfato y resistencia que le ayudaban a la hora de cazar. Sin embargo, científicos que analizaron su estructura cerebral concluyeron que era más probable que se basara en la vista y el oído para cazar a sus presas.
El lobo de Tasmania rara vez fue visto moverse de forma rápida. Incluso cuando lo hizo, parecía torpe. Su trote era rígido y, cuando era perseguido, se ponía a medio galope. Al respecto, algunos estudios sugieren que el animal podría cazar en grupos familiares.
En la isla de Tasmania se halla el Estrecho de Bass, que la separa de la costa meridional de Australia, lo cual representó una protección para la población de tigres de Tasmania en la isla.
Generalmente, el hábitat que más les agradaba eran los bosques secos de eucaliptos, pastizales y humedales.
¿Por qué la especie se movió a la isla de Tasmania?
Se cree que la caza de este animal contribuyó a que desapareciera de Australia continental y Nueva Guinea.
Aunque un estudio publicado en 2016 estimó la probabilidad de que existieran poblaciones de tilacinos en los años cuarenta y cincuenta, no hay evidencias físicas que sustenten dicha teoría.
Benjamin, como se le conocía al último tigre de Tasmania, murió en el zoológico de Hobart (Australia) en el año 1936. Se cree que formó parte del continente oceánico durante unos 8000 años.
Antes de la muerte de Benjamin, se tomaron vídeos analógicos que son conservados en el acervo del National Film and Sound Archive of Australia (NFSA).
La especie de lobo o tigre marsupial se extinguió antes de la llegada de los colonos europeos a Australia continental. Sin embargo, logró sobrevivir en la isla de Tasmania junto a otras especies como el diablo de Tasmania (sarcophilus harrisii).
Fue precisamente en 1642 cuando los colonos europeos encontraron huellas similares a las de un tigre y, en mayo de 1792, exploradores franceses confirmaron la presencia de esta especie en la zona.
¿Por qué se extinguió el tigre de Tasmania?
Motivos como la caza, las puestas de recompensa por parte de corporaciones y los malos tratos a su hábitat, propiciaron que esta especie dejara de existir.
Con la llegada de los colonos europeos a Australia se inició un problema entre los humanos y esta especie, lo que la llevó a ser un animal extinto en Australia. La principal razón es que, en 1824, se produjo un conflicto entre humanos y el tilacino por la introducción de las ovejas.
Morían tras rendirse sin luchar cuando eran capturados. Muchos de ellos también perdieron la vida, se presume, por conmoción.
¿Por qué cazaban al tigre de Tasmania?
Los colonos europeos le temían sin razón aparente y lo mataban cuando podían. Tras un siglo de asentamiento blanco, la especie estuvo al borde de la extinción.
Otra de las causas que generó la extinción de esta especie fue el maltrato que le dieron los humanos, además de por atribuirles la caza de ovejas, por la presunta transmisión de enfermedades, la introducción de los perros, la extinción de sus presas y la total ocupación de su hábitat.
Ya para finales de los años 20 era muy raro avistar tigres de Tasmania en estado salvaje. El último lobo marsupial salvaje que se conoció fue asesinado por un granjero.
Después de años de búsqueda y caza del animal para diferentes fines, en 1936 murió el último cautivo del mundo, que vivía encerrado en el zoológico de Hobart.
Aun después del fallecimiento del último tigre de Tasmania registrado en el mundo en ese momento, hubo quienes afirmaban haber visto más ejemplares de este animal en algunas regiones de la isla de Tasmania o en la propia Australia.
Más de 80 años después de su desaparición, la Universidad de Melbourne recibió una donación de 3,4 millones de euros para llevar a cabo un programa que busca traer de vuelta a esta especie, así como a otros marsupiales que se encuentran extintos.
La iniciativa recibió el nombre de Thylacinus Genetic Restoration Research (TIGRR) y busca no solo regresar de la extinción a los animales de Tasmania como el tilacino, sino también conocer las técnicas genéticas que se necesitan que aseguren la conservación de los marsupiales de la modernidad.
Los científicos trabajan en la secuenciación de algunas especies cercanas al tilacino, como el demonio de Tasmania, el dunnart y el numbat, marsupial con el que comparte hasta un 95% de su ADN.
Sin embargo, los planes de traer al tigre de Tasmania de vuelta desataron un debate ético, relacionado principalmente con la reintroducción de la especie en un hábitat que ya desapareció, así como los efectos negativos que habría en el ecosistema.
El primer paso que dio la investigación ocurrió en el año 2017, cuando un equipo de científicos de la Universidad de Melbourne secuenciaron de forma parcial el genoma del tigre de Tasmania, partiendo de los restos de un ejemplar joven que son propiedad del Museum Victoria de Australia.
National Geographic considera que el esfuerzo de los investigadores para hacer una especie de clonación del tigre de Tasmania han funcionado, pero todavía se necesitan fragmentos clave para que la propuesta avance más en la investigación científica, en lugar de parecer ciencia ficción.