¿Qué significa transgénesis? ¿Qué relación tiene con las plantas y animales transgénicos? ¿Por qué causa tanto revuelo? Más allá de la polémica que genera, este mecanismo es uno de los avances científicos más significativos, en la actualidad. Para comprender todo el potencial, es fundamental empezar desde el principio: ¿Qué es transgénesis? Este es un proceso que permite modificar genéticamente a un organismo (planta, animal, bacterias, células), incorporándole material genético exógeno.
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¿Por qué se usa el término “transgén”?
Se usa el término “transgén” porque es la forma más fácil de explicar el fenómeno de transferencia de material genético de un ser vivo a otro. El prefijo «trans» significa «qué proviene de más allá» o «del otro lado» y gen, hace referencia al material genético.
La transgénesis es, hacer posible que un ser vivo adquiera una información genética que no obtuvo mediante los canales naturales. Por lo que, la expresión de los genes transferidos (transgenes), potencian sus capacidades de forma natural. Esta tecnología está condicionada a la capacidad de distinguir los genes y las secuencias reguladoras adecuadas. De esta manera, es que se logra generar las características que se desean transmitir en los seres transgénicos.
A pesar de los detractores, que se preocupan de las implicaciones éticas que tiene la manipulación de la vida animal y vegetal, esta sigue teniendo un impacto importante en la sociedad. Aplicada a la agricultura y medicina, ha incidido en el mejoramiento de la producción y la calidad. Se han generado plantas inmunes a la acción de los insectos, por ejemplo. Asimismo, la inserción de ciertos genes víricos en el genoma de algunos animales, que ayuda a hacerlos invulnerables a infecciones, como la difteria, lo que mejora la calidad de vida de las especies.
El concepto de transgénico, deriva del proceso biotecnológico de la transgénesis. El primer organismo de este tipo se logró en la Universidad de California, en 1973. En este caso, el genetista Stanley Cohen y los bioquímicos: Paul Berg y Herbert Boyer, lograron fusionar, exitosamente, fragmentos de dos plásmidos en una bacteria.
Los primeros animales transgénicos (ratones) se desarrollaron en 1974. Para ello, el biólogo Rudolf Jaenich empleó la técnica de microinyección directa de ADN en el pronúcleo del óvulo fertilizado. Lo interesante de este experimento, fue que más adelante se logró constatar que los cambios introducidos se transmitían a la descendencia.
Genetech (1976) fue la primera empresa que se creó para explotar comercialmente los avances de la ingeniería genética. Así fue como el 1978 lograron crear bacterias que podían simplificar una proteína humana. Es decir, crearon la insulina, que hasta ese momento solo se podía obtener mediante los restos del páncreas de la vaca o cerdo.
Ante del descubrimiento de la transgénesis, la reproducción sexual era el único modo natural de combinar información genética. En la ganadería, se cruzaban razas de animales diferentes y la fusión de gametos favorecía el nacimiento de una descendencia con rasgos potenciados biológicamente. Estos métodos se realizaban por el interés agropecuario de incrementar la productividad y su adaptación al medio para la explotación de las especies animales.
Sin embargo, este mecanismo de cruce es limitado, ya que el esquema implica que la reproducción sexual tiene que ser biológicamente posible. En este sentido, el aporte de la transgénesis es transgresor. Por el hecho de que hace posible la introducción de genes provenientes de una raza de interés, en el genoma de animales con los que es imposible lograr híbridos mediante el mecanismo de apareamiento natural. Aunque esto tenga sus claras implicaciones éticas y atroces consecuencias en la vida animal.
El elemento transgénico en los cultivos, ha generado múltiples controversias. Sin embargo, la población mundial aumenta cada día, por lo que la disponibilidad de alimentos es una preocupación latente. La transgénesis ha logrado corregir ciertas carencias limitantes en función de incrementar la capacidad de producción. Sin embargo, los reclamos van en función los riesgos a la salud, ecosistema y biodiversidad.
Actualmente, llevar a cabo un proceso de transgénesis en humanos, está prohibido en todos los países del mundo. En estos casos, las legislaciones contemplan una prohibición general a la modificación genética de embriones o células reproductoras. No obstante, si se permite cierta intervención en las células somáticas. La finalidad de esta decisión, está basada en la necesidad de corregir defectos genéticos de carácter hereditario.
¿Qué son las bacterias transgénicas? Es un organismo que se modifica genéticamente para cumplir propósitos determinados, en diversas áreas. Este tipo de bacterias he hecho posible varios avances farmacéuticos importantes, como la producción de insulina. Además, resultan ser elementos fundamentales en procesos de fermentación de alimentos y procesamiento de aguas contaminadas.
Hasta ahora se han respondido varias incógnitas, como: qué es la transgénesis, qué son los transgénicos y qué son los animales transgénicos. Entendiendo que es un proceso que se genera desde un laboratorio. Sin embargo, en la naturaleza también se produce la transgénesis. Este es el caso de la babosa marina Elysia Chlorotica es una especie transgénica, pero sin haber sido modificada genéticamente en un laboratorio.
¿Por qué es tan importante la Elysia Chlorotica?
Es tan importante la Elysia Chlorotica porque es el primer caso conocido que realiza la transferencia de genes funcionales de una especie multicelular a otra. De forma individual y autosuficiente. Esta dinámica se genera entre las bacterias, pero estas son organismos unicelulares. Asimismo, también posee la capacidad de establecer una simbiosis con un orgánulo celular, aunque lo común es con otro ser vivo.
La babosa marina, Elysia Chlorotica, es una de esos animales que evolucionó para capturar productos fotosintéticos. Esta especie solo se alimenta de un alga llamada Vaucheria litorea. La digestión de la misma, se produce de forma paulatina. Esto hace que los cloroplastos queden intactos por más tiempo en su tracto digestivo. Seguidamente, las células del epitelio digestivo devoran los cloroplastos activos.
De los cloroplastos activos del alga, la babosa obtiene energía y nutrientes por 10 meses. Además, adquiere el color del cloroplasto (verde) y al exponerse a los rayos del sol de la superficie marina, ya se alimenta mediante la fotosíntesis. Sin embargo, para que el metabolismo fotosintético del cloroplasto funcione, requiere las proteínas de la planta que lo porta. Es aquí donde se produce la transgénesis de forma natural.
Esta babosa marina, que habita el noroeste atlántico, cuando se alimenta de la referida alga, incorpora, espontáneamente, el material genético de la misma a su genoma. Esto hace posible la fotosíntesis de la cual se alimenta. No obstante, el alga Vaucheria litorea en vital para la babosa, ya que, si en su etapa larval no consume de la misma, muere.
En conclusión, la transgénesis es uno de los avances tecnológicos y científicos más importantes del siglo. Aunque también es de los más polémicos. Es un mecanismo capaz de generar soluciones en ámbitos como la alimentación, la medicina, la agricultura y tristemente en la explotación de los animales de ganadería. Un animal transgénico puede aportar grandes posibilidades, de cara a trasgredir las limitaciones naturales, en función del bienestar social, aunque es cuestionable el “hasta qué punto”. No se niega que es una herramienta poderosa que puede traer cosas buenas a la humanidad, pero es difícil no pensar en lo que pueda significar para los pobres animales.