Aunque ha sido difícil establecer con certeza dónde vive el lince ibérico, los esfuerzos realizados para su estudio y conservación han conseguido obtener, en el transcurso de varios años, una evaluación cada vez más completa del modo de vida y las amenazas que afectan al Lynx pardinus.
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Toggle¿Qué aspecto tiene el Lynx pardinus y dónde se encuentra?
Comencemos con la descripción física del lince ibérico y su comparación con otros linces.
El lince ibérico o Lynx pardinus es considerada la especie más antigua de las cuatro que existen actualmente. No obstante, y de acuerdo con el Plan de Acción para la Conservación del Lince Ibérico en Europa publicado en el año 2000, es a partir de ese año que se cuenta con una descripción más completa de la especie de la cual décadas atrás se contaban con muy pocos datos.
Con los estudios que se publicaron con dicho plan, aunque basados exclusivamente en la población de linces ibéricos ubicada en el Parque Nacional de Doñana y sus contornos, se pudo obtener una representación mejor de cómo es un lince ibérico, cuyo aspecto es bastante similar a otras especies de su género. En este sentido, se ofrece las características físicas para Lynx pardinus:
- Cabeza más o menos pequeña;
- Cola corta con punta negra;
- Patas largas, anchas y con garras retráctiles;
- Pelaje del tipo “leonado” con manchas oscuras que varían en intensidad, tamaño y forma.
- Ojos de tonalidad verdosa.
- Un tipo de “barba” entre ambos lados de la cara que es muy llamativa en los individuos adultos.
- Orejas en forma de triángulo con la punta negra.
Este último es uno de los atributos más sobresalientes de la especie, cuya función ha originado mucha especulación en el ámbito científico: camuflaje; aumento de la audición y repelente de insectos. El otro aspecto destacado de este felino es su amplia visión que le permite localizar a sus presas a bastantes metros de distancia, desde los 75 metros a 500 metros dependiendo de la especie.
En cuanto al tamaño del lince ibérico se puede indicar un término medio, comparable con el de las especies de lince americanas como son el lince canadiense y el gato montés (Lynx rufus) pero más pequeño, aproximadamente la mitad, que la especie del lince euroasiático. Con respecto al peso que varía según el sexo (12,8 kg promedio en los machos y 9,3 kg promedio en las hembras), se ha determinado que puede variar también según las circunstancias del hábitat.
Distribución geográfica de Lynx pardinus
Desde el primer censo poblacional realizado en 1988 se había determinado que el lince ibérico habita únicamente el suroeste de la Península Ibérica, entre Portugal y España. Para el caso español, entre 1995 y 1996, se estimó una población total de 558 linces en España localizados en las siguientes comunidades autónomas:
- Andalucía: Con 300 a 400 ejemplares en las dos poblaciones aisladas más grandes de la península: Parque Nacional de Doñana y Sierra Morena.
- Castilla-La Mancha: 90 a 120.
- Extremadura: 75 a 110.
- Madrid: 10.
Todos estos individuos se localizaron en un total de 9 poblaciones aisladas y repartidas entre el territorio español y portugués y sus respectivas fronteras. Cabe destacar que evaluar la situación geográfica y el número de linces que existen es en realidad de difícil determinación, ya que ha sido una especie cuyos hábitos han sido complicados de seguir en el transcurso del tiempo.
¿Por qué ha sido tan difícil localizar al lince ibérico?
Ha sido tan difícil localizar al lince ibérico porque tiene un comportamiento solitario, hábitos nocturnos o crepusculares y bajo número de individuos por población.
Hábitos singulares del Lynx pardinus
Alimentación casi exclusiva del lince ibérico
El lince ibérico se caracteriza por ser un carnívoro especialista, es decir, que no consume todo tipo de carnes, sino que suele preferir un tipo en particular. En este caso, el alimento primordial del Lynx pardinus es el Oryctolagus cuniculus o mejor conocido como “conejo europeo”. La razón de la selección del lince ibérico por esta especie es simple: un solo conejo adulto contiene cerca de las 600 y 1.000 kilocalorías requeridas por un lince ibérico adulto diariamente.
Sin embargo, otras especies pueden ser consumidas por estos linces dependiendo de la localidad y la temporada. Algunos de estos animales pueden ser la liebre europea (Lepus granatensis), la perdiz roja (Alectoris rufa), los patos y gansos (Anser anser), los juveniles rojos (Cervus elaphus), los gamos (Dama dama) y los muflones (Ovis musimon).
Reproducción anual o por temporada
En lo que se ha podido investigar acerca del hábito de reproducción de estos linces, los ejemplares adultos tienen su tiempo de celo máximo en el mes de enero y con nacimiento de la mayor parte de las crías entre marzo y abril. Aun así, cuando la hembra no engendra crías por varios motivos, ésta puede entrar en celo nuevamente con la posibilidad de tener crías en prácticamente cualquier época del año. No obstante, también se ha determinado que la hembra no se reproduce todos los años y factores como la calidad del hábitat parece influenciar directamente en la reproducción.
¿Por qué es posible una reproducción anual del lince ibérico?
Es posible una reproducción anual del lince ibérico porque se juntan muchos facotres, sobre todo los que son directamente asociados con las hembras: no hay parejas disponibles, no se produce la concepción, la gestación es interrumpida o existe pérdida temprana de las crías.
En general, entre un máximo de cuatro o cinco crías sólo dos sobreviven al destete y quedan con su madre varias semanas y meses logrando su independencia completa cuando cumplen entre los 10 u 11 meses de edad.
Necesidades de hábitat del lince ibérico
Además de ser especialista en la alimentación, el lince ibérico es también especialista del hábitat que escoge. De entre todas las opciones que hacen a un hábitat elegible para esta especie, el elemento más determinante es la existencia del matorral mediterráneo no intervenido. Este tipo de vegetación es esencial no sólo para dar cobertura y resguardo a las crías, sino que también es utilizada por el conejo europeo del que se alimenta el lince quien, además del matorral, también necesita contar con ciertos espacios al aire libre como los pastizales. En consecuencia, el lince ibérico necesita no sólo que su hábitat esté óptimo para él sino también para la especie que es su principal fuente de alimento.
Dentro de las estrategias que utiliza este felino para demarcar su territorio, que comprende alrededor de los 3 y 4 km2 por lince, están las señales olfativas para impedir que otros adultos de la misma especie invadan su terreno y la caza de otros carnívoros que compiten con el lince ibérico por el consumo de conejos europeos.
El lince ibérico en peligro de extinción
Estado de conservación: un antes y un después
El lince ibérico se encuentra desde el año 1965 en la Lista Roja de Especies Amenazadas, perteneciente a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza o “IUCN” por sus siglas en inglés, año en el que este lince fue catalogado como “Muy raro y se cree que está disminuyendo en número”. Las siguientes categorías que siguieron para la clasificación de la especie, la ubicaron en el estado “En Peligro” desde el año 1986 hasta el año 2002 con un descenso abrupto de sus poblaciones y catalogado con el estado de “En Peligro Crítico” hasta el año 2008.
Pero, ¿cuántos linces ibéricos quedan? En la lista más reciente de la IUCN, la especie se reubicó a la categoría de “En Peligro” debido a un ligero aumento poblacional cada vez mayor de la especie que inició en el momento más crítico, en el año 2002, con la reintroducción masiva de ejemplares adultos en el medio natural. En el marco de estas acciones de conservación, de acuerdo con lo recopilado por la IUCN, para el año 2002 se contaba con una población silvestre estimada en 52 linces adultos hasta alcanzar los 156 linces adultos en el año 2012.
¿Por qué el lince ibérico pasó de estar “En Peligro Crítico” a “En Peligro”?
El lince ibérico pasó de estar “En Peligro Crítico” a “En Peligro” porque al realizarse reintroducciones masivas de ejemplares adultos criados al medio natural, permitió revertir el declive poblacional de la especie y logró un aumento que pasó de ser menos de 100 ejemplares hasta acercarse a los 1.400 en 2021, según WWF España.
Amenazas pasadas y presentes
Un evento histórico que explica la caída abrupta de las poblaciones de lince ibérico en la península a mediados del siglo XX, es que la especie era considerada como “animal perjudicial para la caza” o dicho simplemente como “alimaña” de forma despectiva por la sociedad de aquel entonces. Este hecho conllevó a la caza exacerbada de este felino de la que incluso se otorgaban premios por cada ejemplar capturado.
La situación anterior perduró hasta el año 1973 con la publicación del Decreto 2573/1973, de 5 de octubre, “por el que se protegen determinadas especies de animales salvajes y se dictan las normas precisas para asegurar la efectividad a esta protección” pero ya para ese entonces, se habían disminuido notablemente las poblanes de linces en España.
De manera general, se indica que para el siglo XX las mayores amenazas para la supervivencia del lince ibérico fueron la caza, tanto de linces como de conejos europeos, y los cambios en la cobertura del paisaje por las actividades agrícolas y forestales. Posteriormente, otras amenazas más actuales afectan al lince y que se enlistan a continuación:
- Trampas ilegales de cacería no destinadas al lince.
- Atropellos debido a una mayor longitud de las carreteras existentes y del tráfico en o cerca de las zonas de hábitat del lince.
- Enfermedades virales transmitidas por el ser humano al conejo europeo.
- Enfermedades en el lince ibérico por contacto con animales domesticados.
- Pérdida de diversidad genética en poblaciones aisladas con bajo número de individuos que, al reproducirse entre sí una y otra vez, producen irregularidades en el desarrollo normal del lince, además de una mayor vulnerabilidad a las enfermedades.
- El cambio climático afectaría irreversiblemente los hábitats disponibles y la dinámica de las poblaciones aisladas de no existir una intervención persistente en pro de la conservación del lince ibérico.
El Fondo Mundial para la Naturaleza o “WWF” por sus siglas en inglés, es una de las organizaciones que viene trabajando arduamente por 25 años en la conservación del lince ibérico en España. Aunado a éste, existe el proyecto IBERLINCE liderado por la Junta de Andalucía y con el cual se busca recuperar territorios ocupados por el lince ibérico en el pasado.
A pesar de las dificultades que supone rastrear al Lynx pardinus, se tienen datos de que a principios del siglo XX la especie fue abundante en la Península Ibérica e incluso habitaba zonas del norte. Ya a la mitad del siglo XX, las poblaciones de lince ibérico vieron una disminución drástica y una reducción de su área territorial pasando de 58.000 km2 a 350 km2 para principios del siglo XXI. No fue sino gracias a los esfuerzos permanentes que se activaron para su recuperación que se logró un freno en la extinción de la especie y un aumento poblacional cada vez más significativo.
Sin embargo, el llamado es a seguir impulsando los proyectos de conservación actualmente puestos en marcha en pro de la especie, ya que lo que una vez estimuló a una pérdida rápida de sus poblaciones y que perduró décadas desde 1960 hasta el 2002, puede retornar si no se mantienen las acciones pertinentes de conservación, tales como han sido las reintroducciones continuas, en todo el territorio ibérico peninsular.