Se reconoce el uso de armas biológicas desde siglo IV antes de Cristo, las crónicas quedaron recogidas en algunos textos de la época. En el caso particular de los Asirios, envenenaron los pozos de agua de algunos enemigos con ergotamina, su actividad biológica principal es como vasoconstrictora, aunque a dosis suficientemente altas presenta actividad alucinógena y a mayor dosis resulta letal.
Por otra parte, también se descubrió que los cadáveres de algunos fallecidos por la peste negra, que diezmó Europa durante la Edad Media, se usaron como arma arrojadiza sobre las murallas del enemigo en algunas guerras.
Volviendo a nuestros días, hay documentos que certifican que determinadas armas biológicas han sido utilizadas por el ejército británico, japonés y estadounidense (imagen 1). Por ejemplo, en la Guerra del Golfo, los iraquíes utilizaron Anthrax, toxinas botulínicas y Cholstridium perfringens.
Para evitar los daños que estas armas puedan producir, en 1972 se firmó un acuerdo que prohibía la producción y almacenamiento de armas y toxinas biológicas (BTWC).
En esta primera parte, analizaremos las bacterias. Estos agentes biológicos tienen características comunes: Se pueden dispersar en aerosoles, son dependientes de un factor clave, el clima, y existe la posibilidad de contagio por ingestión.
El impacto potencial de las armas biológicas está perfectamente ilustrado en la publicación de 1970 “Health Aspects of Chemical and Biological Weapons” de la OMS. En este documento aparece información importante (…) “50 Kg de esporas de Bacillus anthracis por ejemplo, expandido en 2 Km a una población de 500.000 personas no protegidas, en condiciones meteorológicas ideales, puede viajar hasta 20 Km y afectar hasta 1.250.000 cuando pasa la nube”(…).
Comencemos con las bacterias, pueden causar enfermedades en humanos y animales por medio de dos mecanismos en principio diferentes, invasión de tejidos y producción de toxinas.
Bacillus anthracis, más conocida como Anthrax: Es una bacteria Gram positivo y se contagia por esporas, se da en animales. Se comenzó a desarrollar como arma por estados unidos desde los años 60. Produce fiebre, malestar general, disnea, cianosis y por ende puede llevar al individuo hasta la muerte (imagen 2). Ahora nos centramos en Brucellae o Brucelosis, conocida como Fiebre de Malta: Es altamente infecciosa vía aerosol. Descrita como la enfermedad de Malta por los británicos en la guerra de Grimea. Produce fiebre, dolores de cabeza cambios de humor y problemas osteoarticulares. En cuanto al Cólera, Vibrio cholerae, ha sido muy estudiado por su potencial como arma biológica, aunque el cólera se transmite fácilmente, el contagio debe ser a través de agua o alimento, por contaminación fecal de forma directa o indirecta. Produce vómitos, calambres intestinales, diarrea en cantidades de 5 a 10 litros al día.
Existe una enfermedad, que ataca principalmente a caballos y mulas Burkholderia mallei, la Melioidosis, se contagia por vías respiratorias y por heridas en la piel, se utilizó durante la I Guerra Mundial por Rusia y China. Produce fiebre, dolores de cabeza y lo peor, erupciones de la piel en forma de pústulas (imagen 3). La Yersinia pestis, en cambio, se contagia a través de la combinación entre roedores y pulgas, causando la Peste, éstas viven en los roedores que transmiten la peste bubónica. La forma neumónica de la enfermedad se puede contagiar por aerosol. Estados unidos estudió esta bacteria en la década de los 50. Produce: Fiebres altas, fatiga, cianosis y la muerte será a causada por fallo respiratorio (imagen 4). Otra bacteria muy peligrosa es la Francisella tularensis que produce la Tularemia, se conoce desde el año 1800 en Japón y en 1926 se redescubrió en Rusia. Hacia 1900 se dieron algunos casos en San Francisco. La enfermedad se traslada a humanos por contacto de tejidos, como las mucosas en animales infectados, también por picaduras de mosquitos. Existen dos tipos de tularemia, la ulceroglandular, que como su propio nombre indica presenta úlceras locales y malestar general, o la tularemia tifoidea que presenta fiebres y pérdida de peso, así como una fuerte tos.
Por último, en este primer artículo, descubriremos a Coxiella burnetti, produce la Fiebre Q, descubierta en 1937 se transmite por medio de ovejas y cabras principalmente, crece de forma espectacular en los tejidos de placenta. Los gérmenes se excretan en la leche de animales, orinas y heces. Un solo organismo puede producir síntomas tras diez días de la inhalación, no son enfermedades críticas, ero el malestar dura entre dos días y dos semanas (imagen 5). Me gustaría hacer hincapié en que un arma biológica no tiene como principal fin la muerte del infectado, sino la indisposición del mismo.
Bibliografía: An Introduction to Biological Weapons, Their Prohibition, and the Relationship to Biosafety, The Sunshine Project (2002). Dembek Z. (editor): “Medical Aspects of Biological Warfare”. Borden Institute. Washington D.C. (2007). Report of a WHO Group of Consultants Health aspects of chemical and biological weapons. World Health Organization. Geneve (1970). Recursos electrónicos: Web de BBC: http://news.bbc.co.uk Web de News Medical: http://www.news-medical.net