Dentro de la familia de los moluscos existieron unos ejemplares de cefalópodos, hoy extintos, llamados baculites (báculo de piedra), que fue nombrado por el naturalista francés Jean Baptiste Lamarck en 1799.
Los baculites son una especie poco estudiada que proviene del Cretáceo Superior. Su investigación se centra en fósiles que se han conservado hasta nuestros días y que son analizados por equipos científicos que buscan arrojar más luz sobre estos desconocidos y curiosos cefalópodos.
Género, período de distribución y especies de los cefalópodos baculites
Los baculites pertenecían al reino Animalia, al género de los cefalópodos y se incluían en el grupo heteromorfos de los ammonites. Formaban parte de la familia Baculitidae.
Esta especie tuvo una distribución durante el Cretácico Superior y sobrevivió brevemente al evento de extinción masiva. Fueron hallados en rocas marinas que existieron entre 99,6 y 65,5 millones de años atrás.
¿Por qué se extinguieron los baculites?
Porque se cree que el impacto del meteorito que marcó el final del Cretácico causó la desaparición del plancton, principal alimento de esta especie, según investigaciones científicas.
Estos ejemplares ammonites, que eran comúnmente hallados en las filtraciones de metano en la vía marítima interior occidental del Cretácico Superior de Norteamérica.
¿Qué son los ammonites?
Los ammonites son moluscos cefalópodos que existieron desde el Devónico Medio (hace unos 400 millones de años) hasta finales del Cretácico (hace 66 millones de años).
Los fósiles ammonites aportan gran información científica debido a que, como muchas especies vivieron en diferentes períodos de tiempo, expertos pueden usarlos para determinar la edad relativa que tienen las rocas en las que se encuentran los denominados “fósiles índice”.
¿Por qué son tan valiosos los ammonites?
Porque han facilitado la elaboración de sucesiones de biozonas de gran precisión bioestratigráfica.
Descubrimiento y características del fósil de baculite
La primera especie descrita de estos cefalópodos fueron los baculites ovatus, por el entomólogo, concólogo y herpetólogo estadounidense Thomas Say, en 1820. Say describió la especie a partir de un solo espécimen de la Formación Navesink en Atlantic Highlands en Nueva Jersey. Dicho ejemplar fue ilustrado posteriormente por Samuel George Morton.
Tras la muerte del propietario, el científico Reuben Haines III, el ejemplar estuvo perdido durante 180 años hasta que, en el año 2017, fue descubierto nuevamente por Matthew Halley, en La casa de Haines, Wyck House.
El fósil de baculite es frágil y tiende a romperse. Generalmente se encuentran partidos a la mitad o en varios pedazos, comúnmente a lo largo de las líneas de sutura.
Especies y distribución de los baculites
Desde la descripción inicial de los cefalópodos del género de los baculites, en 1799, se han designado numerosas especies del registro fósil:
Cenomaniano
Se conocieron a los baculites gracilis de la formación geológica Britton.
Turoniano
Se registraron baculites undulatus del alto Turoniense de Europa.
Campaniano
Ejemplares de baculites pacificum pueden provenir del Campaniano de la isla de Vancouver, Columbia Británica, y los baculites leopoliensis del Campaniano superior de Europa.
Maastrichtiano/Daniense
Una de las últimas especies de ammonites dataría del Maastrichtiano superior y Daniense. Se trata del tipo de baculites vertebralis.
Biología y morfología de los cefalópodos baculites
Según el estudio del fósil de baculite, este animal formaba parte de los ammonites, grupo heteromorfo que se emparenta con los invertebrados como lo son calamares, sepias y pulpos. Solían ser confundidos con los nautiloideos ortocerátidos.
De acuerdo con la American Journal of Science, aunque los ammonites eran animales móviles, se presume que explotaron un estilo de vida de baja energía, por lo que permanecían en el mismo lugar durante largos períodos de tiempo.
Morfología
Los baculites disponían de una concha que consistía en varias cámaras, separadas por paredes (septos), las cuales se conectaban al animal mediante un tubo estrecho denominado sifúnculo. A través de este tubo pasaba el contenido gaseoso y se regulaba la flotación así como lo hace el cefalópodo Nautilus.
¿Por qué se confundía a ammonites como los baculites con los nautiloideos?
Porque estos cefalópagos rectos del Cretácico son similares en su superficie al compartir la misma forma larga y tubular.
En su etapa juvenil, tenían una concha en la zona del ápice que se enroscaba en una o dos pequeñas espirales. Estas medían aproximadamente un centímetro de diámetro.
En el caso de ejemplares adultos, los baculites solían tener una concha recta con una superficie que podría ser lisa o con estrías sinuosas o nervaduras, las cuales solían inclinarse dorso-ventralmente hacia delante.
Además, el vientre de estos cefalópodos tenía una forma redondeada estrecha que podía volverse aguda, mientras que en el caso del dorso, este era más ancho. De adultos, el vientre variaba en tamaño hasta aproximarse desde los siete centímetros a más de dos metros de longitud.
Se estima que los machos de estos ammonites pudieron haber tenido desde un tercio a la mitad del tamaño de las hembras, así como se presume que tenían nervaduras más claras en la superficie del caparazón
Alimentación
Científicos dedicados al estudio de los cefalópodos extintos descubrieron algunas pruebas de lo que pudo ser la dieta de los ammonites.
El equipo científico franco-americano estuvo liderado por la paleontóloga Isabelle Kruta. Estudiaron tres fósiles de estos ejemplares mediante el uso de luz sincrotrón, para determinar algunos detalles de los órganos bucales, así como algunos restos de alimentos de uno de ellos.
Según el estudio, la última cena de los de esta especie pudo haber consistido simplemente en alimentarse con zooplancton pelágico, el cual se cree que fue uno de los primeros sistemas vivos que sucumbió ante el impacto del meteorito que supuso el final del Cretácico y que causó la extinción masiva de los dinosaurios, así como de muchos otros grupos y especies.
Reproducción
Siendo ammonites, son unisexuales. Esto quiere decir que presentan caracteres sexuales secundarios, los cuales afectan la estructura y forma de su concha.
La fecundación de estos cefalópodos es interna. El macho existe en los tentáculos, teniendo uno especial llamado hectocótilo, el cual se involucra directamente en la reproducción.
El hectocótilo es portador de los espermios a los que se les denomina espermatóforos, mientras que las hembras poseen glándulas nidamentarias, cuyas secreciones se utilizaban para aglutinar los huevos.
Finalmente, el apareamiento de los cefalópodos baculites se ejecutaba entrelazando sus tentáculos frontalmente. El hectocótilo se introducía en la cavidad del manto de la hembra, a la vez que depositaba los espermatóforos en la pared de esta cavidad, donde ocurría la fecundación.