Lejos de aquí y de casi todo, a unos 2.000 Km de cualquier otro lugar, se encuentra la remota Isla de Pascua (también llamada Rapa Nui).
Su paisaje volcánico y deforestado ya debió de sorprender a sus primeros visitantes europeos: una flota de tres barcos holandeses (imagen 1) que avistó esta triangular isla en 1722 (el día de la Pascua de Resurrección) y cuya tripulación quedaría asombrada al comprobar como la misma estaba repleta de enormes y elaboradas estatuas de piedra llamadas moais.
Los españoles conocieron esta isla hacia 1770 cuando Felipe González de Haedo trazó un mapa de la misma (imagen 2)y la apodó Isla de San Carlos, otorgando otros nombres españoles para sus diferentes lugares del que aún se conserva alguno en su toponimia habitual.
Para explicar el origen de sus autóctonos habitantes hay varias teorías, siendo las más fuertes las que creen que debieron de llegar en canoas desde otras islas cercanas como las del archipiélago de Mangareva (Polinesia francesa) apoyándose esta teoría en el estudio de las semejanzas lingüísticas de los diferentes pueblos que las habitan (entre otras cosas), o la teoría que cree que llegaron desde la costa oeste de la actual Chile apoyándose ésta en el parecido de los símbolos rituales de ambas culturas, siendo más aceptada y posible la primera opción.
Las pruebas arqueológicas practicadas han revelado que la isla, antaño, se presentaba como un enclave exuberante de flora y fauna. Muestras han revelado que existían palmeras en abundancia, similares a las chilenas (Jubaea chilensis). Por otra parte, también existían más de veinticinco especies de aves marinas con lo que ha llegado a ser llamada la que fue la isla más rica de aves marinas del mundo (Steadman, 2006). Excavaciones meticulosas han descubierto más de 6.433 huesos de aves y otros vertebrados, proporcionando la mayor parte de las pruebas para la identificación del hábitat original de la isla.
En Rapa Nui se encuentran tres volcanes extintos (imagen 3) y los colonos tenían que depender de la recogida de agua de lluvia para beber, aunque también existen lagos de agua dulce. Se sabe que en las tribus de la Polinesia, cuando existía superpoblación, emigraban para conquistar otras tierras pero la distancia de esta isla con respecto a otro lugar hizo imposible esto con el consiguiente agotamiento de recursos. Se podría resumir diciendo que, en los principios de la colonización de la isla, ésta era un paraíso fértil pero la depredación de dichos pueblos, la deforestación con quema de zonas para agricultura (Van Tilburg, 2003), la alteración del hábitat natural y la introducción de animales foráneos, entre otras acciones, convirtió, poco a poco, esta isla fértil en lo que es hoy en día.
Respecto a los curiosos moais (imagen 4), ¿qué podemos decir?, poco se sabe de ellos. La prueba del carbono realizada a los corales que forman los ojos los datan entre el siglo XII y XVII (Beck & Burr, 2003). Hay quienes han querido ver, en su origen y construcción, una posible relación extraterrestre o incluso actividades sobrenaturales, pero sin ninguna prueba de ello y lejos de ese tema lo que si podemos saber es que muy posiblemente fueran realizados por las primeras tribus de la isla picando directamente la roca en las canteras o en la misma montaña (con pequeños picos de basalto llamados toki), posteriormente y a falta de cualquier energía mecánica, estos inmensos colosos de piedra serían arrastrados colina abajo con ayuda de troncos, cuerdas y esfuerzo físico para ser colocados en la ladera (la mayoría de ellos) donde habría un hoyo excavado anteriormente como lugar de asentamiento o una plataforma de piedra ceremonial (llamadas ahus) (imagen 5). Después de tan difícil tarea, algunos moais podían ser decorados con ojos de coral o con un “sombrero” (pukao) formado por escoria roja volcánica, la forma en que esos sombreros fueron colocados es hasta hoy otra incógnita.
Cabe destacar que cuando en 1722, como hemos comentado antes, una expedición llega a la isla, ningún moai estaba ya en pie. Las historias cuentan que fueron derribados en algún momento anterior debido a las guerras tribales que se producían en Rapa Nui (imagen 6), y que en ese momento ya existía un nuevo culto hacia un “hombre-pájaro“.
Las estatuas monolíticas, guardianas silenciosas de estos ancestrales actos, tuvieron que esperar hasta bien entrado el siglo XX para ser erguidas de nuevo por arqueólogos europeos y americanos tal y como las podemos ver hoy en día (permaneciendo algunas aún caídas).
Llegados a este punto, nos preguntamos: ¿Qué es de la Isla de Pascua en el siglo XXI?, pues bien, nos encontramos ante una zona que ha crecido económicamente muchísimo debido al turismo, el cual es a día de hoy su principal actividad económica. La causa de tanto crecimiento sin duda son las particularidades de dicha isla que la hacen un foco de atractivo turístico internacional. Su nombramiento como patrimonio de la humanidad por la UNESCO (1995) y la reciente participación en el concurso de las nuevas 7 maravillas del mundo en 2007 (quedó finalista pero no entró entre ellas), auparon su popularidad entre las masas que buscan ese tipo de viajes.
En relación a esto, se puso en funcionamiento en 1998 la Cámara de Turismo de la Isla de Pascua para intentar controlar el crecimiento turístico que se estaba generando, el cual podía poner en peligro el patrimonio cultural de la isla. De esta forma, en la actualidad, entre las organizaciones públicas y las empresas privadas de la isla que se dedican a esto, se está promoviendo un “Acuerdo de producción limpia” que intenta, en rasgos generales, por una parte, aumentar el grado de compromiso con el patrimonio cultural a la vez que llevan a cabo actividades menos agresivas con el medio ambiente, y, por otra parte, promover un turismo responsable y concienciado de la importancia de cuidar este patrimonio (imagen 7).
Estos acuerdos han generado ya sus frutos, impulsando un mejor uso de la energía y el agua de la isla, mejorando el tratamiento de los residuos, el cuidado del patrimonio, etc. Asimismo, se están otorgando premios a las empresas que demuestren mayor ahínco en la labor de la producción limpia en toda Chile, ya habiendo recibido algún galardón empresas de la Isla de Pascua, y se están realizando programas de educación escolar que intenta inculcar estas ideas entre los más jóvenes.
Esperemos que todas estas medidas ayuden a que no perdamos este trocito de herencia de Rapa Nui que aún queda en nuestro mundo. Respecto a los enigmas que suscita la isla, quien sabe, igual un día se averiguan más cosas, aunque muy probablemente nunca consigamos respuestas a todo.
Bibliografía: Beck W., Burr G.: Mata Ki Te Rangi: Eyes toward the Heavens – Climate and Radiocarbon Dates in Easter Island. Scientific Explorations into the World’s Environmental Problems in Microcosm. New York. Klewer/Plenum (2003). Campbell R.: Mito y realidad de Rapanui: la cultura dela Islade Pascua. Ed. Andrés Bello (1999). Chapman P.M., Gill G.W.: An Analysis of Easter Island Population History. South Seas Symposium: Proceedings of the Fourth International Conference on Easter Island and East Polynesia. Bearsville and Cloud Mountain Presses (1998). Finney J.C., Alexander J.D.: The Rapanui Language of Easter Island: Where Does It Fit in the Polynesian Family Tree?. South Seas Symposium: Proceedings of the Fourth International Conference on Easter Island and East Polynesia. The Easter Island Foundation (1998). Pakandam B.: Why Easter Island Collapsed: An Answer for an Enduring Question. Economic History Departament Working Papers Nº 117/09 (2009). Pakarati K.: Isla de Pascua, la fórmula de la supervivencia turística. Cámara de turismo dela Islade Pascua. Acuerdo de Producción Limpia (Sector Alojamiento Turístico y Gastronómico de Isla de Pascua) Steadman D.: Extinction and Biogeography in Tropical Pacific Birds. University of Chicago Press (2006). Van Tilburg J.A.: Among Stone Giants: The Life of Katherine Routledge and Her Remarkable Expedition to Easter Island. London and New York. Scribner (2003). Recursos electrónicos: Web de Educar Chile: http://www.Educarchile.cl Web de la UNESCO. Web de la producción limpia de Chile: http://www.produccionlimpia.cl Dibujo realizado por Louis Choris en 1816 como ilustración del libro “La vuelta al mundo” de Adelbert von Chamisso. Mapa de 1772 de una expedición española. Realizado por Felipe González de Haedo. Original en el Museo Naval de Madrid.