¿Por qué tenemos huellas dactilares? Las teorías sobre uno de los misterios naturales más cuestionados

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Por qué tenemos huellas dactilares.
Grandes Porques
Existen muchas estructuras en el cuerpo humano que le confieren la característica de “organismo multicomplejo” y es a lo largo de la historia de la humanidad que este organismo ha podido ser estudiado a profundidad y entendido muchas veces. No obstante, aún persisten misterios que por más que se han investigado aún continúan sin resolverse del todo. Uno de estos misterios es el de por qué tenemos huellas dactilares.

La ciencia ha avanzado grandemente y aunque ha podido proporcionar una base científica sólida de las funciones que explican por qué tenemos huellas dactilares, aún no existe un consenso contundente sobre su origen. Varias teorías aún se mantienen para explicar las huellas dactilares, además de ser estas el sello de identidad único para cada ser humano en el mundo.

Las huellas dactilares: unas microestructuras muy cuestionadas

Las huellas dactilares son microestructuras dérmicas en forma de ondas o crestas que se encuentran en las zonas volares sin vello del cuerpo humano, es decir, en las palmas de las manos y en las plantas de los pies. Estas crestas se ubican paralelamente en la piel conectando la epidermis, la dermis y el tejido graso subcutáneo de las yemas de los dedos, cumpliendo varias funciones hasta ahora no comprendidas del todo.

Imagen de una huella dactilar, parte de la explicación de por qué tenemos huellas dactilares.
Huella dactilar (NIST database, Public domain, via Wikimedia Commons / Recorte, mejora de tono y resolución de la original)

Existen varias teorías o hipótesis que explican la razón del por qué tenemos huellas dactilares. Para explicar tales teorías, algunas investigaciones se basan en evaluar el proceso evolutivo que sufrieron las yemas de los dedos de animales que antecedieron al hombre como los primates, sin embargo, otras investigaciones se dedican sencillamente a explicar su funcionamiento y de ahí establecer las posibles respuestas.

¿Por qué ha sido difícil determinar la razón de ser de las huellas dactilares?

Ha sido difícil determinar la razón de ser de las huellas dactilares porque son parte de una estructura dérmica compleja: receptores internos con diferentes sensibilidades a los estímulos externos, forma de las huellas y su interacción con las glándulas sudoríparas, etc.

En este sentido, las teorías más famosas son aquellas que indican que las huellas dactilares existen porque ayudan a la “fricción” y a la “percepción del tacto”.

Teoría de la “fricción”

En esta primera teoría, al hablar de “fricción” se puede describir como la fuerza que se produce cuando dos superficies entran en contacto, formándose una clase de roce o resistencia entre ambas. En este contexto, la fricción es lo que ayuda a nuestros manos o pies a sujetarse de las superficies, de manera que, a mayor fricción mayor agarre con la superficie de contacto.

Teoría de la “fricción”.
Fricción (Maxmath12, CC0, via Wikimedia Commons / Recorte, mejora de tono y resolución de la original)

Pero, ¿qué es lo que propicia un mayor agarre o fricción desde las manos o pies? Diversas investigaciones sostienen que son las huellas dactilares las que ayudan a la capacidad de agarre de las manos o pies. Esta teoría se basa en el sistema de humedad regulado que existe dentro de estas microestructuras dérmicas para facilitar el agarre a las diferentes superficies. El funcionamiento de este sistema se ha explicado así para el agarre con superficies lisas:

  • En superficies secas las glándulas sudoríparas, presentes en las huellas dactilares, secretan suficiente cantidad de humedad con el objetivo de suavizar las ondas que caracterizan a las huellas dactilares y con ello aumentar el roce.
  • En superficie húmedas, las huellas dactilares actúan como canales de absorción y evaporación de la humedad excedente, estimulando así el secado con la superficie de contacto.
  • En un nivel óptimo de humedad la queratina, existente en la piel de las huellas dactilares, ya ha tomado una consistencia tipo “plástica” que permite una fricción estable con la superficie de contacto.

Con la aceptación de esta teoría, es posible también dar respuesta al por qué el 25% de las glándulas sudoríparas que posee el cuerpo humano, están presentes solamente en las palmas de las manos y en las plantas de los pies respectivamente. Aun así, esta teoría le falta confirmación en los estudios que involucran el contacto con superficies que no son impermeables como el papel o las que son de origen natural para el caso de los primates.

¿Por qué aún no es completamente aceptada la teoría sobre la fricción?

Aún no es completamente aceptada la teoría sobre la fricción porque a veces la película de humedad de las huellas dactilares disminuye la fricción cuando es producida en exceso, o también porque los dedos entran en contacto con superficies porosas o permeables.

Teoría de la “percepción del tacto”

Para la explicación de esta segunda teoría, es necesario conocer no sólo la función de las huellas dactilares a nivel superficial (en la epidermis), sino también aquella que existe para los componentes internos de la piel que se hallan justo debajo de estas microestructuras (dermis y tejido subcutáneo). En la percepción del tacto, se cree que las huellas dactilares están conectadas con receptores internos de la piel cargados eléctricamente y que están preparados para responder cuando ésta se deforma por el contacto con alguna superficie.

Ahora bien, además de las huellas dactilares que pueden observarse a simple vista, existen también “otras huellas dactilares” pero internas que son las que se encargan de procesar los estímulos recibidos por “las primeras” huellas. Estas segundas huellas también llamadas “crestas intermedias” son las que, junto con los receptores internos, permiten discriminar o diferenciar entre los diferentes tipos de superficies. En este sentido, se ha estudiado que el proceso de la percepción del tacto varía dependiendo si se corresponde con una superficie de textura fina o rugosa:

  • Para superficies finas, las huellas dactilares emiten niveles altos de vibraciones que son transmitidas a y descifradas por unas estructuras internas conocidas como “corpúsculos de Pacini”.
  • Para superficies rugosas, la percepción es recibida directamente por otras estructuras internas conocidas como “corpúsculos de Meissner” o MC y se ubican entre las huellas dactilares internas o crestas internas.

Esta hipótesis fue probada al evaluar si las huellas dactilares ayudan a los primates a evaluar la calidad de las frutas. Pero, tras una falta de consistencia en los datos y al hecho de que una mayor estimulación de los receptores internos de la manos y pies se deba también a los movimientos particulares realizados por los primates, no es posible confirmar en una 100% la veracidad de esta hipótesis, aunque sí se puede afirmar con total claridad que las huellas dactilares sí influyen directamente para canalizar y responder en la percepción textural.

¿Por qué aún no es completamente aceptada la teoría sobre la percepción del tacto?

Aún no es completamente aceptada la teoría sobre la percepción del tacto porque hay mamíferos que no necesitan usar sus huellas para seleccionar su alimento o también porque existen “más huellas dactilares” en toda la extensión de las palmas y plantas de los pies que no se utilizan para diferenciar las texturas.

Por qué tenemos huellas dactilares: dos teorías interconectadas

Ante la situación de explicar porqué tenemos huellas dactilares, se ha considerado que las dos teorías que se manejan actualmente no se excluyen la una a la otra, al contrario, ambas teorías indican dos funciones diferentes pero complementarias de las huellas dactilares. Con relación a esto, otros investigadores afirman que la mecánica de fricción entra en juego cuando se percibe la textura de una superficie, por ejemplo, una superficie fina con poca fuerza de fricción se sentirá más suave al tacto que una superficie rugosa con alto nivel de fricción.

Por otro lado, el nivel de humedad en una superficie o el regulado por las huellas dactilares en el proceso de fricción va influir también directamente en la percepción de suavidad o aspereza, por ejemplo, una superficie permeable como la tela se sentirá más suave al tacto que una superficie impermeable como el vidrio.

Mujer acaricia un gato evidenciando el contraste de texturas.
El tacto puede beneficiarse de las huellas dactilares para diferenciar texturas (Mempa-Peq, Pixabay)

Las funciones que se han estudiado de las huellas dactilares, han tenido por años respuestas que ofrecer a la comunidad científica que ha visto en estas microestructuras, un claro ejemplo de la complejidad del cuerpo humano.

Ante esto diversas instituciones, desde el campo de la neurociencia y robótica, han aprovechado el conocimiento que hasta ahora se posee del por qué tenemos huellas dactilares para, entre otro usos, ejecutar continuas mejoras en la sensibilidad táctil de teléfonos inteligentes, ordenadores, entre otros equipos, así como en la elaboración de prótesis que al simular la estructura de las huellas dactilares han ayudado a personas con discapacidad, impidiendo que éstas se resbalen al contar con un mejor agarre en superficies lisas.

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