Pez abisal (Macropinna Microstoma): el raro pez con cabeza translúcida y brillante

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Pez abisal
Elvia Tinedo
A pesar de las múltiples investigaciones, las profundidades marinas siguen siendo una zona enigmática y desconocida. En esos entornos casi inexplorados, se encuentran criaturas únicas, como el pez abisal. Un pez de las profundidades con características anatómicas muy llamativas. Descubre todo sobre este ejemplar de la fauna acuática y los porqués de su apariencia y capacidad de vivir en lo más inhóspito de los mares.

El pez abisal es una criatura marina que ha desarrollado diversos mecanismos evolutivos que le han permitido adaptarse a las condiciones de las profundidades marinas. Este pez de las profundidades marinas posee mecanismos de flotación y ritmos metabólicos únicos. Además, ha desarrollado una membrana celular capaz de proporcionarle la protección del medio externo.

Esta criatura forma parte del conjunto de peces extraños de las profundidades. Su configuración anatómica le hace sobrevivir a una serie de factores limitantes, como: la baja concentración de CO₂ y presión hidrostática elevada. Asimismo, la ausencia de luz solar, de organismos vegetales y las temperaturas inferiores a 0 (cero) grados.

¿Por qué se le llama zona abisal?

Se le llama zona abisal porque proviene de la palabra en latín “abyssalis” que significa abismo. Esta zona, también conocida como abisopelágica, pertenece a una de las franjas en las que se divide el océano, siendo una de las más profundas. Inicia en los 3000 metros hasta los 6.000 metros de profundidad. Le antecede a la zona hadal y constituye la parte de la fauna marina más salvaje.

Descubrir el pez de las profundidades: ¿qué lo convierte en una criatura única?

Las características del pez abisal, dista de las de grandes peces comunes, que vemos a diario. Generalmente, son pequeños, aunque existan algunos ejemplares que sufran gigantismo. Poseen grandes dientes afilados, ojos pequeños y estómagos grandes. Además, desarrollan grandes branquias, que les permite beneficiarse del escaso CO₂, disperso en la zona.

¿Por qué existen peces abisales con gigantismo?

Existen peces abisales con gigantismo porque esto les ayuda a sobrevivir en este entorno de bajos recursos, donde la depredación es abundante, es decir, que sucede como un mecanismo evolutivo natural.

Generalmente, a los peces de las profundidades abisales se les destaca más por su aspecto “monstruoso” que por sus extraordinarias capacidades orgánicas. Son animales que soportan las altas presiones que se producen en las profundidades. Asimismo, pueden desarrollarse a pesar de las temperaturas inferiores a los 5 grados centígrados.

Existen estudios científicos que desvelan que los peces abismales tienen un gran sentido de la percepción. Este aspecto complementa el hecho de que la mayoría poseen una vista limitada. Generalmente, sus ojos son pequeños y muchas especies son ciegas. Sin embargo, hay ejemplares como el pez abisal de cabeza transparente, poseen una de las vistas mejor desarrolladas de la zona.

¿Por qué el pez abisal desarrolla un aspecto “monstruoso”?

El pez abisal desarrolla un aspecto “monstruoso” porque requiere de estas características para poder sobrevivir a las condiciones del ecosistema de la zona abisopelágica. Es decir, ausencia de luz solar, bajas temperaturas, pocas concentraciones de CO₂, escasez de organismos vegetales. Cada detalle de su aspecto le permite aprovechar al máximo los recursos del entorno para alimentarse y sobrevivir.

El pez abisal de cabeza transparente

El pez abisal de cabeza transparente, es un pez de las profundidades, muy diferente al pejesapo abisal (Caulophryne jordani), pez víbora (Chauliodus sloani) o al pez dragón (Stomias boa). Este ejemplar fue descubierto en 1939. Sin embargo, en 2004 se reveló su existencia al mundo, debido a un estudio hecho por los especialistas Kim Reisenbichler y Bruce Robinson del Acuario de la Bahía de Monterrey (California).

Los ojos de este extraño ejemplar, perteneciente al género Macropinna, le proveen una visión periférica completa. Es decir, giran en todas las direcciones. Este tipo de vistas es propio de los peces mesopelágicos, a los que se les reconoce las capacidades ópticas en espacios de poca luz. Asimismo, tienen una cabeza transparente, que constituye un escudo para los ojos.

Como dato curioso, el pez abisal de cabeza transparente, no vive en la franja abisal, propiamente. En realidad, se mantienen en la zona crepuscular del océano, Es decir, entre los 600 y 800 metros de profundidad, desde donde puede aprovechar algunos destellos de luz solar. Además, no puede ser extraído del agua porque su cabeza se deteriora rápidamente.

Pez de las profundidades con bioluminiscencia

Existen peces de profundidades con cualidades que parecen increíbles. Por ejemplo, los peces de luz o con bioluminiscencia. Este tipo de ejemplares, entre los que se encuentra el pez cazador, que posee un apéndice que produce luz. A la cual se le conoce como “ilicium”. También, el pez hacha gigante, que emplea este mecanismo para confundir a los depredadores, simulando reflejos ondulatorios.

Es evidente, que uno de los fenómenos naturales que se da en los peces de las profundidades marinas es la bioluminiscencia. El pez abisal se sirve de las capacidades bioluminiscentes, aunque no todos sean portadores de este mecanismo biológico. Es decir, el pez de las profundidades sin bioluminiscencia, se aprovecha de la luz que emiten otros. Así, cada uno, gestiona este recurso para sobrevivir, alimentarse o reproducirse.

Entre los peces en profundidades que no son organismos bioluminiscentes, se encuentra el Melanocetus johnsonii, también conocido como diablo negro. Este pez abismal logró desarrollar una simbiosis con bacterias bioluminiscentes. Es así, como esta especie logra atraer peces para cazarlos y alimentarse.

La bioluminiscencia no solo funciona como recurso de defensa, también es esencial para la señalización entre ejemplares de la misma especie. Además, resulta ser un significativo mecanismo natural para condicionar el comportamiento de otros animales de la fauna abisal.

¿Por qué se produce la bioluminiscencia?

Se produce la bioluminiscencia porque a la zona abisal no llega la luz solar. Esta tiene un alcance de hasta los 200 metros de profundidad. Por lo tanto, los organismos que forman parte del hábitat de la franja, no son fotosintético. Sin embargo, como parte de los mecanismos de adaptación, muchos peces desarrollaron la capacidad de generar luz. A esta capacidad se le conoce como bioluminiscencia y se produce para facilitar la dinámica de interacción entre las especies.

El olfato en los peces de las profundidades abisales

Aunque resulta increíble para la mayoría de los seres humanos, las especies marinas, sí tienen olfato. Este sentido no solo es un detector de moléculas volátiles, también es parte del sistema sensorial que poseen todos los organismos vivos en el planeta. El olfato está vinculado al epitelio olfativo y se extiende hasta las conexiones cerebrales. Esto explica por qué el pez de las profundidades marítimas tiene olfato.

El olfato en el pez abisal es uno de los sentidos más desarrollados. En un contexto donde no existe suficiente luz, la capacidad olfativa le permite al pez de las profundidades, orientarse, encontrar comida y aparearse. Esto queda evidenciado en el estudio realizado por científicos del Centro Oceanográfico de Baleares del Instituto Español de Oceanografía (IEO), en el que se descubrió, que el olor del agua puede alterar el comportamiento de los peces.

¿Por qué el pez de las profundidades tiene olfato?

El pez de las profundidades tiene olfato porque esencial para sobrevivir en el abismo oceánico compuesto por carnívoros. Como todas las especies que forman parte de la fauna marina, poseen un par de orificios nasales llamados “narinas”. Funciona mediante el epitelio olfativo que, al entrar en contacto con el agua, percibe moléculas disueltas que activan los receptores olfativos, con lo cual detectan a sus presas o depredadores.

Mecanismos de alimentación de los peces abisales

Entre las características más significativas del pez abisal, el estómago extensible que se ajusta al tamaño de la presa, es lo que más llama la atención. El pez abisal real atrapa las presas con su poderosa mandíbula y su dentadura dispersa y afilada. Es muy difícil que la caza logre soltarse, debido a la fuerza de aprehensión que ejerce. Además, el tamaño de la boca le permite sostener y engullir muy rápido.

Dos retos imperan en el ciclo de vida del pez de las profundidades: comer y no ser comido. Las posibilidades de alimentarse son limitadas, es por ello que cada ejemplar utiliza hábilmente los elementos distintivos de su anatomía para cazar y escapar de otros depredadores. La dieta del pez abisal es carnívora, por ello su búsqueda contempla peces, cangrejos, krill y los crustáceos que se encuentren en su área más próxima.

Un ejemplo de la dinámica en las profundidades, son los peces con luz en la cabeza. En este caso, el temible pez linterna, que depende de la ventaja de la bioluminiscencia para atraer a otros peces y crustáceos. Además, es muy rápido para atraparlos cuando traspasan los límites de la proximidad. No obstante, esta ventaja también supone una desventaja porque lo coloca en el rango visible de otros depredadores.

En conclusión, el pez de las profundidades es una especie adaptada a las condiciones de temperatura y presión. Ha desarrollado una morfología que sorprende a la ciencia actual y que siguen formando parte de los grandes descubrimientos de las últimas décadas. El pez abisal es uno de los depredadores más ágiles. Sin embargo, en el caso de los ejemplares con bioluminiscencia, una de las presas más asequible.

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Elvia Tinedo
Elvia Tinedo
Licenciada en Administración y Gestión de Empresas en el Colegio Universitario Francisco de Miranda de Caracas, Venezuela. Licenciada en Realización y Producción Audiovisual en Escuela de Medios y Producción Audiovisual de Caracas, Venezuela.

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